Siempre atrapada, atada a las pocas paredes que forman mi vida, poco a poco fui olvidando el mundo y todo lo que hay en él, personas, paisajes, cosas...
Pasé de la frase "De la escuela a la casa", que mi madre repetía sin cesar cuando era una pequeña niña, pasando por "Del colegio a la casa", ó "no te quedes en ningún lado, de la universidad a la casa", así fui construyendo paredes, esas paredes que te aíslan del mundo.
Con el tiempo me acostumbre, inclusive ya no recordaba el transcurso de un lugar a otro,era como si solo apareciera, de una pared a otra, siempre lo mismo...
Pero sucedió hace unos días que un pequeño contratiempo pareció despertar toda una vida de sueño, mientras caminaba como un zombie, tropecé con un sujeto que me miró irritado, caí al suelo sentada, (si, en una posición bastante vergonzosa), el tipo solo se fue y yo me quede ahí, intentando levantarme, pero ese pequeño rocé sirvió para que observara a mi alrededor, viendo realmente a las personas, no como siempre lo hago como manchas borrosas sin rostro, me quede ahí unos minutos, lo suficiente para hacer un experimento social, esperando que alguien me ayudara a levantar, perola verdad es no me sorprendió que no fuese así, entonces me di cuenta que no lo hicieron no porque fueran malos, sino porque ellos al igual que yo se acostumbraron a ver sin mirar y a caminar adelante, evitando al máximo el contacto.
Por el contrario de lo que puedan pensar no me desilusioné del mundo, ya que nunca estuve realmente ilusionada con él, entendí que yo que me creía tan grandiosa, tan diferente a los demás, tan especial, no era más que una cosa en un grupo de cosas, y decidí ver más, conocer más, cambiar, ser distinta,empezar a reconocer el picor del sol en mi piel, el aroma de las flores, la sonrisa de la gente, contestar a los saludos de los pocos que se oponían al sistema, mirando alrededor en ves de hacía adelante.Me dí cuenta que toda mi vida estaba esperando un futuro, y así perdí tantos años, tanta vida...
Empezaré a reconocer al mundo en donde vivo, porque tengo miedo de que solo pueda vivir una ves y si es así y eso es lo único de lo que tenemos certeza realmente, no quiero vivir muriendo, quiero vivir aprendiendo y reconociendo mi entorno como un todo, rompiendo paredes.
Dejo esto como testimonio, pero también como un memorandum, por si algún día se me olvida que el alma de una persona no se puede encapsular en paredes.
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