Vivo en un mundo tan real, tan real, que parece mentira, frágil como el cristal, duro, pesado y triste, así que suelo ocultarme todo el tiempo, juego en un mundo lejos del mundo, donde todo es posible y yo soy la reina, justa, noble, hermosa... cantaros de cristal se agitan a mis pies, mientras miles de lucesillas de colores pululan a mi alrededor, evitan la oscuridad, mostrándome a la gente y el mundo, pero dejan sombras donde se esconden criaturas que debo vencer, un monstruo de tres cabezas con el rostro del peor amante del mundo, una tempestuosa ola gigante de tristeza que me abate y me lastima, y como si no fuese suficiente una vos regañona que me grita a la cara lo cobarde que soy por no enfrentar mis miedos y me muestra cada uno de ellos entre espejos acuosos de mil formas, pero estos peligros son lo de menos, porque en este mundo lejos del mundo vive la sonrisa del amor de mi vida, al cual todavía no conozco, una muñeca vestida de tornasol con el rostro de mi mejor amiga, siempre dispuesta a ayudar, y sonidos que de repente se transforman en las voces de miles de personas que corean mi nombre, mis hermanos y amigos están ahí, es algo que sé, solo lo sé.
Pero este mundo lejos del mundo se acaba cuando despierto ya sea del sueño profundo que se da en las cortas horas en que el brillo del astro nos ilumina o cuando me pierdo entre libros, entre canciones o entre palabras, ya saben como cuando una conversación es aburrida y te vas por un momento a este maravilloso mundo lejos del mundo para crear una conversación perfecta donde tú seas el centro de atención, lamentablemente los sueños nunca son para siempre, pero puedes vivir en este mundo lejos del mundo cuando te sientas más solo o triste, cuando los problemas te agobien, puedes hacer que paren solo por un rato, lo único que necesitas es la imaginación suficiente para hacer todo lo que quieras.
Tú eres el creador de tu vida y solo Tú puedes decidir vivir la alegría del mundo lejos del mundo
